PINTAR LAS PAREDES, GRAFITTEAR EL PASADO.
- Patrimonio Negro
- 29 mar 2018
- 4 Min. de lectura
La práctica de realizar pintadas y grafitis en edificios y espacios públicos de ciudades remonta sus orígenes a la Grecia antigua y a los tiempos del imperio romano, de hecho, la palabra “grafitti” deriva del italiano “sgrafitti” que significa dibujo sobre pared o al griego “graphein”, escribir. En los últimos años se ha experimentado en el país un crecimiento exponencial de este tipo de actividad que muchas veces encuentra en las impolutas paredes de nuestros edificios y monumentos el lienzo perfecto para plasmar el trazo, la tinta o el aerosol. Este fenómeno ha generado un interesante debate respecto a la violencia que implica la intervención de expresiones en el patrimonio cultural. Mendoza no escapa a esta problemática y por ser un terreno donde se sintetiza la propuesta que queremos traer con este blog, hemos decidido iniciar las publicaciones aportando nuestra perspectiva y reflexión.

Tradicionalmente se tiende a creer que el patrimonio es un conjunto de bienes (culturales y naturales) que se transmiten de generación en generación y que de alguna manera constituyen la identidad de una determinada sociedad. Cuando uno piensa en un bien patrimonial se le figuran en la mente edificios antiguos, objetos arqueológicos, pinturas y monumentos que poseen un gran valor por ser parte del pasado o por representar de alguna manera el genio creativo de algún exponente humano. Esta concepción ha sido revisada en los últimos tiempos y desde una mirada crítica se plantea que el patrimonio cultural es construcción del presente en la que un sector de la sociedad selecciona lo que considera que merece ser conservado y valorado. Los bienes que son considerados patrimonio son elegidos de entre otros a través de mecanismos de “activación patrimonial”.

En este proceso, el grupo social hegemónico busca generar un consenso sobre esos bienes para que el resto de la sociedad los asuma como propios. Los mecanismos que emplean para establecer este consenso consisten en “congelar” estos bienes procurando destacar sus aspectos intrínsecos y de originalidad, su necesidad de preservación, pero eliminando o por lo menos ocultando las dinámicas y las contradicciones que les dieron origen, es decir, tratando de velar la historicidad. Así, la condición de patrimonio es el resultado de la intencionalidad de determinados individuos o grupos de la sociedad actual, que logran imponer su posición y operan sobre el objeto o bien patrimonializado.

El discurso que envuelve a los edificios y monumentos patrimoniales es presentado como algo homogéneo pero no siempre es compartido por toda la sociedad. En el proceso de activación patrimonial, hay actores sociales que no participan ni de la selección, ni conocen las características de la conservación, mucho menos tienen parte en la generación de interpretaciones, es decir quedan totalmente afuera de los procesos de activación patrimonial y son vistos por los grupos hegemónicos como sujetos pasivos a quienes hay que “educar” sobre la importancia y el valor de esos bienes. En otros casos, los sectores sociales reconocen el valor de estos bienes, pero por sus procesos históricos específicos, resignifican las interpretaciones “oficiales”. De esta forma los bienes patrimoniales se convierten en escenarios de disputa, de tensión y de conflictividad donde se visibilizan las contradicciones y antagonismos socioeconómicos y culturales.
¿Qué mecanismos tiene el grupo hegemónico para enfrentarse en este conflicto? Generalmente cuentan con el poder político y todas las herramientas del Estado: para difundir por sus instituciones educativas y las autoridades científicas la visión imperante (el discurso oficial) sobre cuales bienes son los valiosos y cuales no; sobre cuál es la historia que merece ser contada de esos bienes, que aspectos de su constitución no vale la pena mencionar, etc. También poseen a su disposición las fuerzas de seguridad para controlar y castigar las posibles disrupciones, finalmente se sirven de la connivencia de los medios de comunicación hegemónicos y de los intereses económicos de empresarios (estos últimos suelen marcar la agenda de los bienes que se rescatan y los que no).

¿De qué mecanismos se sirven los grupos subalternos para enfrentarse en este conflicto? En la pugna por la significación identitaria, el patrimonio cultural se convierte en un escenario clave y las pintadas que se realizan en estos soportes pueden leerse como manifestaciones visibles de esta tensión. En ellas no se busca la destrucción o la eliminación del bien, de lo que se trata es de hacerlo hablar. El bien tiene una valoración para el que lo interviene y su accionar pretende resignificar el sentido, revertir la lógica de enmudecimiento al que se ve sometido por el accionar de los sectores dominantes. Los procesos reflexivos que poseen las personas que realizan estas pintadas responden a causas vinculadas con la necesidad de ser parte del patrimonio, de participar en él. La pintada busca participar de un patrimonio devolviéndole de alguna forma la historicidad negada, la pintada busca actualizar un bien que constituye un escenario de pugna y conflictividad, La pintada es resistencia, es expresión libre y es reflexión-acción. Si las ciudades son paisajes culturales cada agregado sobre espacios y edificios destacados como patrimonio histórico marca un hito con el presente, entabla un dialogo con el pasado y se proyecta al futuro como un mensaje sujeto a la resignificación. Para evitar las agresiones que las pintadas generan en algunos edificios hay que comprender las razones concretas de su producción, leer el mensaje que enuncian y sobre todo generar espacios de dialogo para que el patrimonio se convierta de un escenario de conflicto en uno de dialogo y de negociación.

Profundamente impactados por el actual menosprecio con que el gobierno nacional trata las expresiones culturales de nuestro pasado y alertados también por el abandono al que el gobierno provincial está relegando nuestro acervo del regional, desde Patrimonio Negro de Mendoza nos hemos propuesto ofrecer un espacio más para la reflexión crítica: denunciando los atropellos hacia bienes que se están perdiendo por la inacción intencionada, desentrañando los intereses puestos en juego a la hora de la activación patrimonial, dando visibilidad a aquellas expresiones que se mantienen fuera de lo considerado valioso o “digno de conservar” y sobre todo proporcionando herramientas para la lectura analítica de aquellos bienes que hoy están en los intocables pedestales de la historia esterilizada.
REFERENCIAS DE IMÁGENES
Nexofin http://www.nexofin.com/notas/645809-indignante-el-cabildo-ya-fue-arreglado-14-veces-en-2017
http://blogs.publico.es/strambotic/2016/11/pintando-geniales/
Fotografías de Patrimonio Negro
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